Por “ninis” se entiende aquel grupo de jóvenes que responden a dos aspectos; NI-estudian NI-trabajan.
El 15% de los jóvenes españoles ni trabajan ni estudian. El que nivel de fracaso y abandono escolar en España supera el 30%.
¿Cuáles son los motivos que llevan a los jóvenes a abandonar la escuela antes de acceder a la educación obligatoria? Ángel Gabilondo, el Ministro de Educación, anunciaba con rotundidad la necesidad de cambiar esta situación, “es necesario tomar no sólo medidas educativas, sino también sociales”.
A día de hoy, España dobla en nivel de abandono escolar a la media comunitaria.
El objetivo de la Unión Europea es llegar al año 2020 con una tasa del 10% de media. Estamos hablando de reducir a la mitad el fracaso escolar en menos de 9 años, cuando el fracaso escolar en España, está en las raíces de la educación desde hace más de treinta años. A comienzos de los noventa el fracaso no bajó del 20% y en 2006 era del 30,8%. Casi duplicaba al europeo.
Según datos publicados por la Comisión Europea ; Portugal, Malta y España sufren una tasa de abandono escolar por encima del 30%, pero únicamente los españoles han empeorado. La causa principal de este aumento se achaca a la inmigración, ya que la tasa de abandono escolar entre los extranjeros asciende a un 45%.
España parece no tener demasiado fácil el objetivo marcado para el 2020.
A pesar de que los datos aportados, son bastante desalentadores, no podemos dejar de plantear una visión diferente para aquellos que se aceptan el reto de continuar su formación en un centro universitario. La visión del periodo universitario como una “OPORTUNIDAD ÚNICA.”
El concepto de “oportunidad única”, quizás más acuñado en ofertas comerciales nos da conciencia del periodo perecedero y transitorio por el que pasa un estudiante universitario. Hace alusión también, paralelamente, al conjunto de circunstancias que, por regla general, se conjugan para hacer de ese momento espacio-temporal, el más adecuado por las capacidades, ilusiones, habilidades o la ausencia de grandes responsabilidades económicas o familiares del alumno.
Podríamos decir, para simplificar, que es un recuerdo al “carpe diem” del poeta romano Horacio, pero en una versión actualizada.
Fructificar, formarse, rendir, aprovechar, proyectar o mejorar, son los sinónimos entre los que se encuentra la “oportunidad única”, que hoy damos al “carpe diem”.
Invitamos a un grupo de expertos, de muy diversos entornos profesionales, a plasmar, desde un punto de vista independiente e imparcial, su visión sobre el concepto de “oportunidad única” aplicable a los estudiantes universitarios, y estas fueron parte de sus aportaciones. (Leer todo el Análisis Profesional sobre Universitaros)
La opinión mayoritaria de nuestros expertos acerca del concepto de “oportunidad única” nos ofrece un panorama negativo, aunque ninguno se atreve a generalizar en sus apreciaciones.
Doña Pilar considera que, en rasgos generales, el alumno no tiene conciencia de estar viviendo una oportunidad única a pesar de que desde distintos ámbitos les es recordado; su propia familia, los profesores de institutos y de universidades, el mercado laboral o la propia la sociedad. Esa conciencia está muy vinculada a la madurez personal, idea con la que está plenamente de acuerdo Don Vicente Condés.
Centrándose en el ámbito de los estudios de ingeniería, doña Enedina y Don Santiago coinciden en romper la visión negativa general desmarcándose. Creo que hay conciencia de oportunidad perecedera en los estudios de ingeniería en mayor medida que en el resto de estudios, a pesar de que, puntualiza, el porcentaje descienda cada año como consecuencia del planteamiento erróneo de los alumnos en el momento de elegir la carrera.
Paloma, habla de un sentimiento al que llama “responsabilidad por correspondencia”; si los padres están pagando una cuota cada mes a cambio de la formación universitaria, sobre todo si es alta, uno se siente en la obligación de corresponder de alguna manera y, así, aprovechar mejor esa oportunidad.
Doña Josefina Cambra nos da una visión sociológica cuyo alcance incluye nuevamente a la familia. Con un número muy reducido de hijos, se favorece que el estudiante no sea consciente del carácter perecedero de esta oportunidad única que la sociedad le brinda. Aunque no es oportuno generalizar, insiste.
Doña Valerie considera que el problema proviene de la falta de reflexión personal; en muchos casos los alumnos estudian porque “tienen” que estudiar, casi por obligación. Como un camino marcado que no se replantean, por eso no lo consideran un valor añadido.
Concibe una idea completamente opuesta el presidente de Cepyme, Don Jesús Mª Terciado. Él apunta que la formación universitaria siempre ha estado bien valorada en España, tiene muy buena imagen social y de ello son conscientes los orientadores y los propios alumnos.
Abundando en la materia pasamos al aprovechamiento de la “oportunidad única” para la proyección de la formación adquirida en la mejora social.
Aunque estamos viviendo en una época en la que la responsabilidad social está presente en muchos ámbitos, incluidas las empresas, y que existe una conciencia de cooperación y ayuda a los demás, considera Doña Pilar Laguna, no creo que los estudiantes relacionen su formación con la mejora económica y social del país.
Apunta Doña Enedina, al contrario que Don Santiago, que en el ámbito de la ingeniaría sí existe una conciencia de proyección de estudios en busca de una mejora económico social. El problema, aprecia Doña Valerie, se encuentra en que la gran mayoría de los estudiantes se plantea su formación de una manera conservadora.
1 comentario:
¿Crees que somos conscientes del potencial que tienen los estudiantes como para saber potenciar el talento?
Publicar un comentario