martes, 13 de septiembre de 2011

“Escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid"


Venía en el 27 mirando desde la ventana del autobus nuestros desorientados cuerpos dirigirse al trabajo o a cumplir con las tareas mentales previstas para el martes. Parecíamos autómatas a los que faltan unos minutos para activarse y esperan ansiosos el primer café del día. Las palabras de un cartel mencionando una exposición ha sido donde mis ojos han ido a clavarse evitando parecer demasiado curiosa. “Joaquin Costa: el fabricante de ideas”.

La inevitable atracción que para mí tiene la estrecha relación entre "fabricante" e "ideas", ha hecho que en este malsonante martes 13, la identidad de un fabricante de ideas, fuera el centro de las líneas de este post. No por su nombre, sino por lo que su inquietud y conocimiento influyeron en una España triste, corrompida y apagada. En una España decadente. No le idolatro, no le critico, sencillamente tomo las ideas que mejor encajan en mi sentido común.
Joaquin Costa, intelectual de finales del S.XIX es uno de los grandes representantes del Regeneracionismo en España. Se le presenta como un intelectual de la época; jurista, economista, historiador español y político. Un abanico de conocimientos que permiten reconocer sólo a algunos, reconocer en un sólo vistazo las grandes carencias de un país. 
¡Ya quisieramos muchos tener un puñadito de políticos con unos conocimientos un poquito más completos!

Regenerar significa “dar nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o mejorarlo”, también “hacer que alguien abandone una conducta o unos hábitos reprobables para llevar una vida moral y físicamente ordenada”. La palabra “regeneración” esta tomada de la terminología médica y se utiliza como metáfora a una intención política.
Si “regeneración” es el antónimo de “corrupción”, a buen entendedor, pocas palabras bastan.

A dos conclusiones llego influía por el seductor título de una mera exposición:
1.  El Regeracionismo es un periodo en el que se buscan soluciones a la decadencia española a través del conocimiento. No se juzga la situación con actitud pesimista, sino que se ponen las “cartas sobre la mesa”. Se observa, se analiza, se estudia  y se proponen soluciones. Se aprende de los grandes problemas en los que estaba sumida la nación.
Por eso, a veces, valdría contar con más historiadores que economistas en la política española.

2. España no necesita que se cambie TODO. Si se conoce bien el origen del problema y el rumbo que ha de tomar el país, en un lema, en una frase, se pueden sintetizar los "puntos flacos" que hacen tambalear a una nacion entera.
Si para Joaquin Costa era “escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid”, ¿cuál es el nuestro?

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