Es difícil recordar cómo era nuestra vida antes de la llegada de las redes sociales pero si nos paramos a pensar seguro que una parte de nosotros añora esa libertad que por aquel entonces era imperceptible.
En varias ocasiones hemos hablado de la necesidad que nosotros mismos nos hemos creado de dar a conocer a nuestros “amigos virtuales” el estado de ánimo que tenemos, nuestra ubicación geográfica, lo mucho que disfrutamos de nuestros viajes, lo bonito que es el lugar donde nos encontramos… y nos olvidamos de compartir esos momentos con las personas que tenemos más cerca.
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Un estudio publicado por New York Times asegura que cada vez es más frecuente tener la necesidad de obtener cuantos más “likes” mejor ya que es una manera de sentirnos implicados dentro de nuestra comunidad digital. Un 58 por ciento de los encuestados aseguran que "subir la foto perfecta les ha impedido disfrutar de muchas experiencias". Este estudio demuestra que esto se incrementa cuando viajamos ya que nueve de cada diez participantes del estudio prefiere fotografiarse a conocer a fondo el lugar que han elegido visitar. Otros muchos reconocen que han sido capaces de arriesgar su propia vida por conseguir una foto o un selfie que sabían que les iba a proporcionar muchos “me gusta”. Estas situaciones han desencadenado tal dependencia que incluso momentos íntimos o profesionales se ven interrumpidos para estar pendientes de las notificaciones de nuestro Facebook, Instagram o Twitter.
Aunque no puede considerarse que la adicción a los “social media” genere depresión sí que puede provocar infelicidad. "Puedes tener más amigos, más seguidores, más me gusta, puedes actualizar más tu perfil...pero no te llenará completamente", sentencia el estudio. Lo que sí que despierta está adicción a las redes sociales es la envidia. Quienes más usan Facebook tienen unos niveles más altos de envidia que los usuarios que lo usan poco. Cuanto una persona utiliza más Facebook, más probabilidades tiene de involucrarse en ciertos comportamientos que le llevan a consumir información personal de los demás. Al hacerlo, se enfrentan a otras vidas lo que les obliga a compararlas con la suya provocando tristeza, nostalgia, envidia… incluso llegando a sentir lo que la otra persona expresa en sus estados.
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