Cada vez es más frecuente ver artículos en periódicos o revistas que tratan el tema de la adicción a las redes sociales en la población mundial. Como en todo, hay detractores y promotores de estas teorías pero lo que no puede negarse es que cada vez más personas hacen girar su vida en torno a ellas.
A nivel mundial ya hay casi dos billones de personas que usan diariamente alguna red social y se prevé que su uso aumente a una velocidad vertiginosa pero… ¿por qué?
Son muchos los estudios que se han realizado sobre ellos, uno de los últimos fue realizado por la compañía australiana Neuro Insight y en él se afirmaba que la actividad cerebral es mayor cuando se usa alguna red social. Rebatiendo esta tesis está, entre otros, José María Delgado, director de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, que considera que nuestra actividad cerebral puede ser igual o incluso más intensa cuando se está realizando otra actividad que nos gusta e interesa y puede ser ajena al uso de las redes sociales.
mitla.mx. Revista Independientes |
Al margen de todas estas afirmaciones es evidente que el uso de Facebook, Twitter, Instagram… es cada vez más habitual en los jóvenes y en los más adultos. A mi juicio, es por la simple necesidad de mostrar al mundo lo bien que nos van las cosas y no querer asumir que en la vida no todo es de color de rosa.
Las razones de esta adicción son mucho más sencillas de lo que podemos pensar. En las redes sociales solo mostramos lo bueno que nos sucede en nuestro día alejándonos de las miserias que vivimos o nos rodean. La comunicación entre usuarios es muy ágil y permite que te sientas conectado con tus amigos o conocidos o incluso desconocidos en segundos. Si has tenido un mal día no hay “nada mejor” que conectarte a tus redes sociales para ver lo popular que eres por la cantidad de mensajes o publicaciones en las que se te alude… todo esto no hace otra cosa que aislarte de la soledad, aburrimiento o frustración.
Así que si lo primero que haces nada más despertarte y antes de dormirte es ver las redes sociales, si te pones nervioso cuando no puedes acceder a ellas, si necesitas hacer pública cada cosa que haces o cada lugar que visitas, si comparas tu vida con la de los demás a través de las redes sociales… es muy probable que estés enganchado.
Si no quieres vivir pendiente de tu teléfono y quieres ser un poco más “libre” una buena idea sería ponerte un horario para usarlas.
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