El Índice de Competitividad del Talento Global (ICTG) realizado por las empresas especializadas en
Recursos Humanos Adecco, Insead y el Human Capital Leadership coloca a España en el puesto número 30 del ranking mundial
que analiza la capacidad de los países para gestionar el talento a través de la
atracción, crecimiento y retención del mismo.
Por encima
de España se encuentran países como Corea del Sur (puesto 29), Letonia (28),
Chile (27), Eslovenia (26) y Qatar (25). Sin embargo, nuestro país se coloca por
delante de otras naciones como Eslovaquia (31), Arabia Saudí (32), Hungría (33)
o Portugal (34). Solo cuatro de las diez primeras posiciones las ocupan países
no europeos: Singapur, Estados Unidos, Canadá y Australia en la segunda,
cuarta, quinta y novena posición, respectivamente.
Según
Adecco, España se encuentra en una buena posición si se compara con el resto de
países dentro de Europa (el 45% de los países de este grupo ocupa una posición
inferior en el ranking,). Pero si se hace con respecto a los países europeos de
renta alta la posición no es tan buena (solo el 28% de los países ocupa una
posición inferior en el ranking).
Crear talento y atraerlo es una de las estrategias
fundamentales para aumentar la productividad y competitividad empresarial.
En el
Foro
Económico Mundial se han expuesto los
parámetros que ayudarán a aumentar esta productividad en cualquier país del
mundo.
Uno
de ellos es la apertura de mente en
términos de comercio, inversiones y movilidad. Este es un factor determinante
para la competitividad del talento. Expertos en este aspecto son los tres
primeros clasificados en el índice ICTG (Suiza, Singapur y Luxemburgo), países que debido a la falta de recursos naturales propios, “jugaron a la
globalización y se centraron en su habilidad para enriquecer los recursos
humanos”, según el informe.
El
segundo es la inversión. Los países
deben invertir de forma astuta en mejorar la competitividad de su talento. El
estudio demuestra que la demanda de profesionales altamente cualificados crece
de forma exponencial cuanto más alto es el PIB del país.
El origen del talento puede desarrollarse
de forma interna o externa, dependiendo de las características de cada país. Principalmente
las economías emergentes, optan por traerlo de fuera o enviar a sus élites a
formarse al extranjero. El desarrollo de talento no tiene que ser considerado
un fin en sí mismo sino que debe ser insertado en una estrategia de empleabilidad.
Por
último, otro de los aspectos que ha sido destacado en el Foro Económico Mundial
ha sido la tecnología. Los cambios
tecnológicos afectarán a los nuevos segmentos del mercado laboral, implicando
cambios en los perfiles más demandados y en las competencias que aumenten la facilidad
de generar empleo. Los trabajadores deben adaptarse a la tecnología si quieren
seguir trabajando, y dada la velocidad de la introducción de la tecnología en
casi todas las esferas de la vida, “los empleadores tendrán la responsabilidad
de adaptar sus recursos humanos a estos desafíos”.
Además
de esto, es muy importante que se aumente la flexibilidad en el mercado
laboral, que se simplifique la legislación laboral y los trámites burocráticos
y que exista una progresiva liberalización del mercado, eliminando barreras y
reduciendo impuestos sobre el empleo.