viernes, 1 de julio de 2011

Trabajar quemado y no precisamente por el sol


Llámalo como quieras: síndrome de "burnout",  síndrome de desgaste profesional, síndrome de desgaste ocupacional (SDO), síndrome del trabajador desgastado, síndrome del trabajador consumido, en definitiva, cualquiera de estos nombres hace referencia al cuadro clínico de un trabajador que está quemado con el trabajo.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza, liderado por Jesús Montero-Marín y Javier García-Campayo han diseñado una herramienta-cuestionario que permite obtener un diagnóstico más específico del síndrome de “burnout”.
Se han presentado tres grupos diferentes, identificados con una serie de características, que permite delimitar el perfil del profesional quemado y los motivos o causas.
Son el “tipo frenético”, el tipo “sin desafíos” y por último“el tipo desgastado”. Sin profundizar más, ¿te situarías en alguno de estos títulos?

Ahora veamos en qué consiste cada uno. (Lo transcribo del diario digital donde he visto la noticia y no he podido evitar tratarlo en un post).

El tipo "frenético" trabaja cada vez más duro hasta el agotamiento, buscando éxitos a la altura de la tensión ocasionada por sus esfuerzos, y se caracteriza por una implicación excesiva, grandes ambiciones y por la sensación de abandono de la vida personal y de la salud en el trabajo.
Está relacionado con el tiempo invertido en las tareas del trabajo y en este perfil suelen incluirse aquellos sujetos con jornadas partidas, pluriempleo o contratos temporales, situaciones que les obligan a implicarse mucho más para mantener el puesto de trabajo.

El tipo "sin desafíos", vinculado al tipo de ocupación, lo conforman trabajadores que se encuentran insuficientemente retados, puesto que han de afrontar condiciones laborales poco estimulantes que no les proporcionan la satisfacción necesaria, y se caracterizan por su indiferencia, aburrimiento y falta de desarrollo personal en el puesto de trabajo.
Generalmente se trata de sujetos que desarrollan tareas monótonas o repetitivas y afecta más al género masculino, tal vez debido a que entre los varones las expectativas sociales de logro depositadas en el ámbito laboral son mayores.

El tipo "desgastado", ligado al tiempo que se lleva trabajando en la misma empresa, está formado por sujetos que se rinden frente al estrés o la ausencia de gratificación y se caracterizan por sentimientos de falta de control sobre los resultados de su trabajo y falta de reconocimiento de los propios esfuerzos, así como por el abandono o desatención de sus responsabilidades.

Los efectos producidos por esta sensación en el trabajo son muy negativos y afectan a la salud y la calidad de vida. Desde depresión, absentismo, adicciones, ansiedad, úlceras, gastritis hasta alteraciones cardiorrespiratorias pueden ser las consecuencias de entrar en alguno de los patrones descritos.

¿Te identificas con alguno de ellos? Espermos que no.

Pensaba, que a veces es complejo encontrar la verdadera satisfacción en el puesto de trabajo, motivación, objetivos, relaciones personales, salario, horario… Existen muchas variables que, en ocasiones no dependen de nosotros y hacen que la meta sana de querer realizar bien el trabajo y alcanzar los objetivos marcados, se acaben convirtiendo en una obsesión o en puro aburrimiento. 
Todo ello me recordaba a la Pirámide de Maslow, del psicólogo estadounidense Abraham Harold Maslow. Aquella que recoge su teoría sobre la jerarquía de las necesidades humanas. La idea es que conforme se van satisfaciendo las necesidades más básicas, identificadas con los niveles inferiores de la pirámide, los seres humanos van desarrollando deseos más elevados, asociados a los estratos superiores de la pirámide.

En ocasiones es muy sano lanzarse a elaborar una pirámide personal, teniendo como ejemplo la de Maslow. Verás como el sentimiento de control sobre tu propia vida y de establecerte escalones para alcanzar tus objetivos (en todos los ámbitos de tu vida, laboral, personal, familiar...) te cambia la perspetiva.

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