La habilidad para la negociación es fundamental para alcanzar los objetivos que tenemos previstos dentro de nuestro marco de actuación.
Entran en juego diversos elementos para la buena marcha de la negociación; la comunicación es fundamental, la capacidad de saber comunicar, y convencer con lo que se dice; también hay que desarrollar la capacidad de escucha, ser pacientes y mantener el silencio cuando resulte necesario. Se ha de ser flexible y asertivo, creativo y formal.
Toda negociación ha de seguir una estrategia, evitando dejar el resultado a la improvisación pues existen cientos de detalles que representan un peso importante sobre el posible resultado de la misma. El relevante el modo de plantear un asunto, de comunicarnos, la manera de mostrarnos ante la otra parte, el lugar que elegimos para plantear una negociación, incluso el lugar y la manera de sentamos ofrecerá información a la otra parte. Cientos de detalles que debemos cuidar.
Sin embargo, lo más relevante es el tipo de negociador que seamos y el estilo de la persona con la que nos sentamos. Los dos estilos de negociación más habituales son el cooperativo, que se caracteriza porque las partes entienden que han de encontrar un punto común desde el que ambos quedarán satisfechos, y el estilo de confrontación, en el que el resultado final se saldará una única parte satisfecha. El estilo de confrontación tratará de ganar lo máximo posible a la otra parte sin importar el tipo de relación que exista entre ellas.
¿Con cuál de los siguientes estilos de identificas?
Parece obvio que el propósito de toda negociación es satisfacer nuestras necesidades, sin embargo, conocer es estilo de negociación de la otra parte y comprender sus necesidades, nos será de gran utilidad para poder establecer nuestra estrategia de negociación.
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