Cenizo: Dícese del aguafiestas, de la persona que tiene mala sombra o que la trae a los demás.
Ceniciento: Podríamos definirlo, emulando al personaje de la Cenicienta de los Hermanos Grimm, como aquella persona injustamente tratada, pero que finalmente, como en los cuentos de Hadas, se ve recompensada.
En un momento delicado como en el que nos encontramos, en el que vivimos situaciones complicadas, muchas de ellas injustas, podemos vernos reflejados en uno u otro personaje.
El cenizo es un pesimista acérrimo, un crítico estancado en la queja. El “ceniciento”, sin embargo, sobrelleva la situación tratando de desempeñar sus funciones lo mejor posible, buscando soluciones en lugar de problemas.
Pilar Jericó, socia directora de Be-UP, expone que los cenizos generan un espacio de trabajo desagradable, puesto que la queja reduce la energía del entorno y la motivación.
Y no es que no resulte natural estar un tanto más irascible, tenso o preocupado de lo habitual, pero la actitud es determinante en el buen fin de cualquier actividad (laboral, personal, social…).
Para ser generadores de cambios, hemos de focalizarnos en los aspectos más favorales dentro de un entorno complejo.
El socio director de Incrementis, David Comí, apunta cuatro pautas para neutralizar los efectos negativos de los cenizos.
- Buscar soluciones
- Orientarlo en el futuro y en lo que puede conseguir
- Reconocerle todo logro conseguido y que lo celebre
- Mostrarle técnicas para que aprenda a ignorar lo que no puede controlar.
Y en cuanto a los "cenicientos", no desesperemos, la actitud y la creatividad es fuente importante de la solución de los problemas. A través del sistema del árbol de problemas, podemos analizar y continuar planteando soluciones:
- Identificar el problema
- Examinar los efectos del problema
- Identificar las posibles causas del problema.
- Definir los objetivos para la solución: Medios y fines
- Generar alternativas
Tratemos de ser parte de la solución en lugar del problema. ¿No te parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario