lunes, 23 de julio de 2012

Somos información

Asistí hace algún tiempo a un interesante seminario impartido por Antxón Sarasqueta, investigador, periodista y consultor. Versaba sobre la elaboración y programación de mensajes con impacto y su medición. En aquella situación nos explicó que los mensajes son una masa de información codificada pensada para informar o desinformar, que la información es medible, que para estar informados hemos de ser precavidos con el tan masificado mercado de los mensajes y que los mensajes poseen atributos que han de ser acordes con los objetivos que tenemos planteado cuando los emitimos para que el proceso comunicativo sea eficiente. 

Ha entrado una vez más en escena, con la publicación de su último libro titulado: “Somos información. La nueva ciencia de lo intangible”.  
Se trata de un libro en el que realiza un análisis de la sociedad de la información, de las nuevas formas de comunicarse y del mal uso de la información por parte de las personas.
Y es tal el poder que tiene la información que cuanto mayor sea nuestro conocimiento del sistema de información, mejor será nuestra capacidad competitiva.
Es interesante apreciar cómo destaca que una de las principales amenazas de la sociedad de la información, es precisamente la desinformación, y es que, aunque según afirma, actualmente procesamos 20 o 30 partes más de información que antes, la desinformación genera una carencia en la credibilidad  que deriva en  una sociedad vulnerable.

La desinformación o la manipulación de la información en diferentes entornos, ya sea la prensa, la política, la genética o en cualquier otra actividad humana, son sólo formas de utilizar la información con el fin de alterar la realidad.

Según Antxón, la información puede ser analizada, para ello hay que seguir un proceso que implica estructurar el mensaje, medir y evaluar cada uno de sus componentes, y todos ellos entre sí. Como en todo, el buen o mal uso de la información, tiene sus efectos y sus resultados. Y es que según el autor, el sistema de información intangible no es lo que estamos pensando, sino lo que nos hace pensar. 

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