“Una Europa dividida se abona a la sinfonía del desconcierto” (ABC)
“Blanco dice que Europa necesita mayor coordinación frente a la crisis” (Expansión)
“Alemania afirma que la crisis griega pone en peligro al euro” (El Universal)
“Barroso advierte de que no hay un “Plan B” para Grecia” (El País)
¿A qué juega la UE? El FMI pide a los políticos zanjar el debate sobre Grecia.
(El economista)
Estos eran algunos de los titulares que encabezaban la prensa digital de los últimos días, asociados invariablemente todos ellos a Europa y al papel que está liderando (o no), en la situación de crisis actual, especialmente en relación a Grecia. Comentaba el secretario del Tesoro Timothy Gaither, que la Unión Europea necesitaba una estrategia unificada, simple, clara y que dijera cosas. Desde fuera de Europa, los inversores se encuentran completamente desorientados ante tanto ruido, desde dentro, algunos países abogan por tenderle una mano al país griego que se encuentra en el punto de mira, unos por solidaridad real, otros porque nada dice que no pudieran encontrarse, antes o después, en la misma situación. Otros consideran que no es justo tender la mano a países en situación extrema, cuando antes han estado derrochando.
Todas las posturas parecen comprensibles y debieran ser analizadas debidamente, lo que parece evidente, es que la Unión Europea necesita un mensaje claro, unidireccional y contundente. Y mientras llega y no, nosotros podríamos recordar que las sociedades de los Estados miembros tienen como valores característicos comunes el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la no discriminación y (sobre todo) la solidaridad, es decir, obligaciones contraídas in solidum (aquellas que deben cumplirse íntegramente).
Leyendo algunos textos relacionados con los orígenes de la Unión Europea, he encontrado un fragmento, que parecía hecho adrede para este post, escrito por Robert Schuman, Ministro de Relaciones Exteriores francés y propulsor en 1950 de un proyecto de integración europea (daría lugar a la CECA). Puede que tengas de darle una vueltita de rosca porque es del año 1953, pero estoy segura de que le encontrarás ese punto sutil que invita a la Unión Europea a permanecer unida, y a sus instituciones a tomar las riendas.
“Europa, que antaño fue la maestra de los cinco continentes y que, a pesar de los errores cometidos, a pesar de sus desgarros internos, ha fundado imperios y civilizaciones, ha estado en el origen de todos los debates de técnica y de espíritu. ¿Podría acaso resignarse Europa a estar a remolque, incapaz de decidir por sí misma su vida? No puede aceptar el papel de Grecia, convertida en provincia romana, en provincia de tercera división, invadida a la vez por las legiones romanas como por las ideologías orientales. Igual que el final de Grecia fue el final del helenismo, el final de Europa, sería el final de la cultura europea.
Abandonar a Europa no sólo supondría levantar acta de un suicidio, sino asumir ante la Historia la terrible responsabilidad de haber dejado perderse un patrimonio que nos confió hace 2000 años y al que nuestros antepasados confirieron un brillo incomparable. Debemos y queremos devolver a Europa su irradiación. Su fuerza e independencia: en otras palabras, queremos que esté nuevamente en su misión secular de guía y de árbitro…” (Robert Schuman)
Conferencia de Luxemburgo 07/12/1953, “Pourquoi et comment unir l´Europe”, recogida en R. Poidevin pp. 186-187.