Si se pudiera resumir la carrera del periodista, diría que la síntesis es siempre “contrastar la fuente”. No es necesario para ello ser licenciado en periodismo, sólo hay que tener un impulso personal por querer conocer la información para tener la certeza de que, al hablar, se sabe de lo que se habla.
El valor de la opinión, no hace mucho, estaba en poder darla libremente sin ser reprendido o estigmatizado por ello, una vez reconocido como derecho, el valor de la libertad de expresión está en aportar valor en el propio contenido. En opinar con criterio.
La libertad de expresión entendida como decir lo que quiera, como quiera y sin pensar, está sobrevalorada.
Para aportar valor y criterio a una opinión, cuatro pasos:
Alcanzar la visión personal a partir de la global: Para adquirir y mantener un criterio, lo más recomendable es conocer el hecho, observado e informarte desde diferentes visiones. Te permitirá entender y contextualizar de una forma más certera. Te ayudará a empalizar con otros puntos de vista, a ser crítico y a argumentar de una forma más completa. Bebe de fuentes fiables, objetivas y diversas.
Piensa lo que vas a decir antes de decir lo que piensas: Gran error en el que solemos caer. Dar una opinión cuando aún no la tenemos formada. No te dejes llevar por una impresión porque aunque a veces no vayas desencaminado, otras caerás en el peligro de perder toda credibilidad.
Procura ser claro, breve y apoya tus argumentos en datos tangibles.
Utiliza las palabras adecuadas: “He oído decir, he leído en algún sitio, considero, tengo la impresión, apoyándome en la teoría de…”. Es importante introducir cada comentario con lo que es, no lo que queremos que sea. No te apropies de comentarios o teorías de otros. Crea las tuyas propias, escoge tus argumentos y haz tus propios planteamientos.
Si no hay nada constructivo que aportar, mejor no digas nada. Hemos de intentar mirar un paso más allá. Todo lo que se dice o hace, cala, deja huella. Procuremos ser constructivos, aportar soluciones, ideas, alternativas en lugar de ir sembrando quejas, desahogos o comentarios que provocan desprestigio de otros y crear rumor.
Estamos en un siglo en el que se habla de la gestión del conocimiento. Estamos rodeados de datos e información. Nunca fue tan fácil ganarse un puesto valorado por opinar con criterio.
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